Embzulas

Friday, May 05, 2006

Embzula 5

Embzula V



Un día cualquiera de fin de semana, cuando todo el campesinato y los hacendados se reunían en la plaza principal de Anserma, se vio aparecer por la carretera que va a Manizales, cuatro manes en moto, llevaban gabán negro y uno de ellos arrastraba un ataúd metálico de igual color. Parquearon las motos y soltó uno de ellos un gargajo al piso cerca del mozo que se ofreció a cuidarlas sin decir una palabra. Caminaron cada uno en sentido opuesto hacia las cuatro salidas de la plaza, el que cargaba el ataúd, lo descargo antes en forma vertical mirando el cielo en el centro del parque. Cuando todos cuatro motociclistas estuvieron puestos en las esquinas de la plaza, a un vistazo entre ellos, un ceñido de ojo, sacaron a relucir sipote de tartamudas que desde dentro de los gabanes descansaban y comenzaron a escupir plomo ventiado en toda dirección haciendo que el campesinato y los hacendados y sus familias fueran cayendo uno a uno según el peso de la grasa, hacia el cemento o sobre la grama. La plaza se coloreo de un rojo carmesí que el sol veloz evaporo para que nadie se diera cuenta del regazón. Cuando se disipo la niebla solo quedaba el ataúd en pie, porque hasta las palmeras, arboles y fachadas de las casas del frente de la plaza, incluida la alcaldía, la iglesia y almacén del abuelo, quedaron completamente destruidos. Los señores del gabán se encaminaron al centro a ceremoniar el ataúd, pa sorpresa, salió de adentro Amapola, la de los ojos limón, loca como ella sola insultando a gritos agigantados la presencia de los extraños, vio de reojo los muertos regados por el piso sin misericordia, entre ellos su familia entera, sirvientes, el ruso, Anastasia, y al hijo del carretero. ¡Porque!, les gritaba, pero nada de lágrimas, tenía que caracterizarse ante los del gabán y aplicarles la retorica, pensaba que si no, de otra forma la matarían también a ella. ¡Porque!, les volvía a repetir suavemente. El del ataúd, cogiendo el cajón y dándole la espalda, simplemente le fue diciendo mientras se dirigía hacia las motos parqueadas con sus camaradas: “Porque es una historia patética y estúpida, cambia de cuento Amapola”, y se marcharon… sonó un celular cuando ya estaban montados sobre las motos, contesto el del ataúd, “Numero equivocado, ja-ja-ja-ja-ja-ja-ja-ja-ja-ja-ja-ja-ja”, se escucho gritar, y se largaron!

Amapola quedo pendeja mirando como el reguero de cadáveres se iba desvaneciendo de su mente y se transportaba ella como escritora al nuevo cuento que estaba escribiendo: “Apuntes de Abordo”





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